martes, 28 de diciembre de 2010

LA EDUCACIÓN MORAL EN PRIMARIA Y EN SECUNDARIA

LA EDUCACIÓN MORAL EN PRIMARIA Y EN SECUNDARIA

Las actitudes del profesor

Buxarrais, M.R., Martínez, M., Puig, J.M. Y Trilla, J

4. Las actitudes del profesor

4.1. El profesor y los conflictos de valores

Una parte considerable de los contenidos del programa de educación cívico-moral plantea conflictos entre valores. Son temas sobre los que existen y se contraponen posiciones diversas que, en las sociedades democráticas y pluralistas, se expresan pública y libremente. Se trata de cuestiones socialmente controvertidas que, por lo general y en última instancia, no pueden dirimirse mediante la apelación a la ciencia (o, al menos, mediante la sola apelación a la ciencia). Tales cuestiones enfrentan opciones distintas cuya respectiva fundamentación se hace recaer en marcos axiológicos diferentes. Es decir, estamos hablando, en definitiva, de temas de carácter ideológico, religioso, político y, naturalmente, moral.

Este capítulo tratará de la posición y de la actuación del profesor ante este tipo de cuestiones. En primer lugar, presentaremos las dos actitudes básicas (y opuestas) que pueden ser adoptadas por parte del profesor: las llamaremos: naturalidad y beligerancia. Seguidamente, reseñaremos de forma muy rápida los principales argumentos a favor y en contra de ambas posiciones. Sostendremos que la pregunta sobre si el profesor ha de actuar naturalmente o debe hacerlo beligerantemente no puede tener una respuesta unilateral. Es decir, creemos que, unas veces, deberá ser inequívocamente beligerante, y otras, deberá adoptar una postura lo más neutral posible. Planteadas así las cosas, intentaremos elucidar a continuación de qué depende que se deba actuar de una forma u otra. Concretamente, creemos que depende de:

1. Los valores que entre en juego. Por ejemplo, ante cierta clase de valores el profesor deberá ser claramente beligerante.

2. Los objetivos que se persigan. Plantearemos de forma muy esquemática un marco teleológico que sirva para orientar la acción del profesor.

3. La clase de neutralidad o beligerancia que se ejerza. Hay determinadas formas que ambas pueden adoptar, que, de entrada, serán ética o pedagógicamente rechazables.

4. Factores relativos a la situación concreta en la que ejerza el profesor. Estos factores se refieren a la propia cuestión controvertida de que se trate, a características específicas tanto del profesor como de los alumnos, a la peculiaridad de la relación que establezcan entre ambos, y a ciertas condiciones contextuales.

4.2. Neutralidad y beligerancia

Como acabamos de decir, ante los conflictos de valores o las cuestiones socialmente controvertidas, el profesor, en términos muy generales, puede adoptar dos posiciones: la neutralidad y la beligerancia.

El diccionario de Casares dice del término «neutral» lo siguiente: «Que no es ni de uno ni de otro; que no se inclina a un lado ni a otro» Sin apartarnos básicamente de esta noción de diccionario, entenderemos que asume una postura de neutralidad «aquella instancia que, ante un conjunto de opciones existentes respecto de un objeto determinado, no apoya a una (o a unas) de ellas por encima de las demás».

La postura contraria u opuesta a la neutralidad la designamos aquí mediante el término «beligerancia», que es uno de sus posibles antónimos, junto con «partidismo», «parcialidad», «sectarismo», «tendenciosidad», etc. En el contexto de las discusiones pedagógicas aparecen también como contrapuestos a «neutralidad» conceptos como «adoctrinamiento», «manipulación», «propaganda», «proselitismo», etcétera. Dado que todos estos términos casi siempre vienen connotados peyorativamente, hemos optado por elegir la palabra «beligerancia» que, en el lenguaje educativo, está menos viciada por el uso y resulta valorativamente más aséptica. Así pues, entenderemos que es beligerante «aquella instancia que, ante un conjunto de opciones existentes respecto de un objeto determinado, apoya a una (o a unas) de ellas por encima de las demás».

Después de estas caracterizaciones generales se impone todavía un par de puntualizaciones que eviten ciertos malentendidos bastante corrientes.

a) Neutralidad y beligerancia no son tanto maneras genéricas de ser o de pensar cuanto maneras de actuar en determinadas situaciones. Asumir una postura de neutralidad o de beligerancia no se refiere necesariamente al hecho de tener o no preferencias personales frente al objeto de que se trate, sino al hecho de manifestarlas o no, y de actuar o no en función de tales preferencias en el contexto de la actividad escolar. Está claro que la opción por la neutralidad quedará tácitamente desprestigiada si se presupusiera que quien asume tal opción frente a un determinado objeto hubiera de ser indiferente respecto a él: sólo podrían actuar neutralmente presuntos educadores axiológica o ideológicamente indiferentes, irreflexivos y asépticos, y tal no parece ser un perfil muy recomendable de educador. La neutralidad es un procedimiento, una estrategia y no un atributo de la persona.

b) Neutralidad no es necesariamente igual a inactividad, inhibición, no intervención, abstención, etc. El sentido en el que se usa aquí la palabra «neutralidad» no es el que le daría un significado antagónico a actividad. Quien asume una postura de neutralidad puede intervenir y, además, hacerlo de forma muy activa en ciertos aspectos; lo que ocurre es que interviene sobre la forma, sobre el procedimiento de la discusión y, si lo hace sobre el contenido, omite juicios de valor sobre las opciones enfrentadas. La distinción entre neutralidad pasiva y activa aclara esta cuestión. La primera consiste en obviar el tratamiento en clase de las cuestiones controvertidas; la segunda, en introducir la discusión sobre las mismas, pero manteniendo el profesor una posición neutral.

4.3. La discusión en torno a la neutralidad y la beligerancia

Puesto que, como hemos anunciado, lo que se defiende aquí es que la neutralidad y la beligerancia no debieran tomarse como posturas incompatibles en el marco general de la intervención educativa, es necesario demostrar previamente que ambas son lógica y prácticamente posible y que ninguna de ellas es en principio y genéricamente indeseable.

Si bien no se ha discutido la posibilidad de la beligerancia, sí que en la polémica a menudo se ha pretendido desacreditar la neutralidad aduciendo que constituye una aspiración irrealizable. Es decir, plantearse si el educador debe o no ser neutral sería una cuestión sin sentido, puesto que no existiría la posibilidad lógica o práctica de actuar neutralmente. Habría, pues, en primer lugar, una supuesta imposibilidad lógica de la neutralidad en la educación. Por decirlo así, el maestro no puede ser neutral de la misma manera que, por ejemplo, un círculo no puede ser cuadrado. Pero, aun cuando no hubiera incompatibilidad lógica entre la tarea del docente y la pretensión de neutralidad, según algunos planteamientos, ésta seguiría siendo una aspiración imposible, puesto que en la realidad no sería practicable. Esta supuesta imposibilidad práctica de la neutralidad tiene, a su vez, varias subespecies.

En el supuesto de que, a pesar de todo, la neutralidad sea una opción posible, habrá que demostrar seguidamente que además no es genéricamente una postura indeseable. En contra de la deseabilidad de la conducta neutral del profesor se han aducido diversas razones cuyos límites también se pueden poner en evidencia.

Y, finalmente, también hay que salir al paso de ciertos posicionamientos que han pretendido negar la legitimidad de cualquier forma de beligerancia en la escuela.

En definitiva, como hemos dicho antes, se trata de mostrar que ni la neutralidad ni la beligerancia son opciones globalmente rechazables; que no existen razones (ni lógicas, ni prácticas, ni éticas, ni pedagógicas) que invaliden definitivamente ninguna de estas dos formas de afrontar el problema de la función del agente educativo en la adquisición de valores por parte del educando.

Es imposible reducir a pocas páginas una presentación pertinente de los argumentos y contra argumentos esgrimidos en la polémica. Se trata de una discusión repleta de matices y de recovecos discursivos. Por tanto, desvestirla de todo ello es casi reducirla a lo banal. De todos modos, casi no podemos otra cosa en este apretado capítulo que ofrece esquemáticamente las principales razones a favor y en contra de la neutralidad y la beligerancia.

Argumentos en contra de la neutralidad en educación

1. Sobra la supuesta imposibilidad lógica de la neutralidad.

1.1. «La neutralidad ideológica es imposible, puesto que la propia neutralidad es ya una ideología»



Aunque la neutralidad sea una ideología, ello no niega, sino que reafirma la posibilidad lógica de la neutralidad. El argumento no distingue entre ideología y meta ideología. Si la neutralidad es una meta ideología, la no neutralidad sería otra meta ideología. Aquel argumento deja, el problema en su mismo punto de partida: ¿cuál de las dos meta ideologías es la más deseable?

1.2. «Neutralidad y educación son términos contradictorios entre sí, puesto que la educación supone siempre la transmisión de unos valores» El argumento confunde el todo con las partes. Aunque la educación no pudiera ser globalmente neutral, ello no invalida que algún elemento del proceso, en algún momento, no pueda actuar neutralmente. Además, la actuación neutral también trasmite valores los implícitos en la neutralidad, su meta ideología.





jueves, 1 de abril de 2010

la UNAM en el contexto globalizador

La UNAM en el contexto globalizador

Por: Janeth Gabriela Jiménez Aquino
En el periodo de Carlos Salinas de Gortari se le abren las puertas de par en par a la globalización, un fenómeno que transformaría la vida política, económica, social y cultural de todos los seres humanos.

Dentro de las tendencias globalizadoras se establece que el estado es incapaz de seguir sosteniendo el gasto público, por lo que se plantea que la iniciativa privada debe hacerse cargo de algunas empresas hasta ese entonces administradas por este, derivado de tal consideración comienza un proceso de subastas de una de las grandes empresas del país TELMEX.

En materia educativa, se considera a esta como una factor importante para el desarrollo del país. Se acepta la intromisión de la iniciativa privada, asumiendo como doctrina el libre comercio y la globalización como eje de las grandes transformaciones.

Así, se observa dentro de este sexenio una cantidad importante de decisiones que marcarían la pauta para la modernización del país. En la materia educativa se elabora el programa para la modernización de la educación básica 1992, la reforma del artículo 3 y la ley general de educación en 1993.

Se acuñan términos como competitividad y calidad educativa, lo que manifiesta un sistema evaluativo que dará respaldo a los planes y programas de estudio, así como, a los docentes y alumnos que integran el espacio escolar. Se da gran preferencia a la ciencia y la tecnología.

De esta forma, se hacen importante organismos como CONACYT que se encargara del financiamiento para la realización de proyectos de investigación y el reconocimiento de excelencia; así como, en CENEVAL que evalúa el padrón de licenciaturas y universidades de excelencia para la incorporación rápida y eficaz de los egresados al mercado laboral.

Todo lo anterior, por el cambio de enfoque con que se le había visto a la educación, a partir de este momento esta deja de ser un derecho para convertirse en una mercancía, subordinada a las exigencias internacionales.

Para el sexenio de Ernesto Zedillo y su Programa de Desarrollo Educativo, la situación planteada durante el salinismo sigue la misma ruta. Las carreras priorizadas son las ingenierías, la química, las biomédicas y aquellas que aporten productos de investigación.

Continuando su participación organismos externos como el CONACYT, SEP, AIC, encomendada la aplicación de exámenes de egreso e ingreso al CENEVAL, COMIPENS.

Cobra auge la cultura de la evaluación e inicia una era representada por Miguel Ángel Cornejo, conocida como la era de los emprendedores, donde se maneja la posibilidad de no esperar un empleo sino generarlo. Lo que tornará a un pragmatismo, donde todas las acciones se encaminan a la sujeción del mercado. Una nueva moral que desbordará en un darwinismo social, donde el más fuerte es el que sobrevive.

La competitividad perseguida por los fundamentos del desarrollo educativo se contraponen a su vez que intenta promover una solidaridad humana, mientras que su principal objetivo es volver exitosos a los hombres y mujeres a costa que lo que sea.

En la gestión de Zedillo crece la matricula de las escuelas privadas, se les da prioridad a los Técnicos Superiores Universitarios, prestándole oídos de ese modo a los intereses de las grandes potencias y la gente que controla la economía.

El 13 de noviembre de 1997 se publica el proyecto de plan de desarrollo 1997-2000 del entonces rector de la UNAM, Francisco Barnés de Castro, que entre su primera falla se encuentra la indiferencia a crearlo a partir de un diagnóstico, antes bien defiende los intereses de los sectores dominantes y de la burocracia político-estatal. Ubicando su propuesta en el contexto mundial, las perspectivas para el próximo milenio y los retos que la UNAM enfrenta, se realizan acciones que subyacen en las exigencias internacionales y la adaptación a grandes cambios en las relaciones comerciales, en la estructura productiva y de servicios, las formas de gobierno y las tradiciones culturales.

Así también, debido al cambio vertiginoso en los medios de comunicación, se pretende que los egresados sean capaces de manejar grandes cantidades de información de manera oportuna e inteligente.

Medidas que dejan a un lado los problemas históricos del país como el desempleo, la pobreza y la desigualdad social, que lejos de disminuir van creciendo al margen de la riqueza de los empresarios. Por su parte, se desarrolla el programa de mejoramiento del profesorado de las IES que pretende crear un sistema de formación de personal académico, que pretende organizar programas de actualización teórica y didáctico-pedagógica. Ahora bien, todo se supedita al proceso cuantitativo y la educación se resume en términos de costo y beneficio.

En plano universitario, es notoria la pretensión de destruir la imagen de la UNAM. Así pues tenemos como referencia la desacreditación de estudiantes durante la huelga sostenida como resultado del incremento de cuotas, misma que termina el 6 de febrero del 2000 cuando la policía federal preventiva entra a las instalaciones de la facultad de filosofía y letras y aprehende a los estudiantes ahí refugiados.

Como tendencia neoliberal, la desigualdad se hace presente en la matricula de las instituciones educativas, siguiendo la línea del que “llama paga”, es decir, que puede pagar educación, que ya no es un derecho sino un privilegio, es el que tiene acceso a esta.

La reducción de presupuesto provoca cambios y la toma de decisiones trascedentes en la universidad tales como:

a) Ahorrar y racionalizar los gastos.

b) Aprovechar más eficazmente el financiamiento nacional e internacional para la investigación.

c) Multiplicar convenios con instituciones públicas y privadas para desarrollar trabajos de interés común.

d) Establecer nuevas formas de vinculación con la sociedad buscando su apoyo y colaboración.

e) Fortalecer la campaña financiera UNAMOS esfuerzos.

Ahora bien, la evaluación del proceso educativo contempla el modelo de competencias, donde no solo el conocimiento es origen y resultado de este, sino que también deben estimularse habilidades y destrezas, valores conductuales. Para tal efecto, se profundiza el conocimiento de las matemáticas, el manejo e lenguajes, el civismo y la ética. Es destacable la pretensión del autoaprendizaje y el propósito de internacionalizar el currículo.

Todo lo anterior, como ya se había planteado con anterioridad, sigue una línea neocolonial impuesta por los poderosos y deja de lado las necesidades de las clases populares que irónicamente son mayoría.

REFERENCIA:

 Amparo Ruíz del Castillo. Educación Superior y globalización. Plaza y Valdés Editores.

sábado, 20 de marzo de 2010

ACTIVACIÓN FÍSICA


La obesidad y la diabetes se han convertido en problemas de salud pública. En México más de la mitad de la población sufre alguna de estas dos enfermedades que en casos extremos pueden ser discapacitantes.



Por ello, se ha implementado un programa que ha llamado mucho la atención entre los más beneficiados, los alumnos.



De manera general, el programa “Por un México Activo”, centra sus metas y objetivos en promover acciones que propicien la disminución del sedentarismo entre los mexicanos, destacando los beneficios que proporciona la práctica regular y sistemática de una actividad física, a fin de influir en el incremento su calidad de vida.

Así pues, a través de juegos y ejercicios atractivos, se puede atraer a los estudiantes hacia la práctica física, como un entretenimiento que atrae consecuencias favorables, no solo a nivel biológico, sino tambien con una repercusión directa con su salud mental y emocional.

Realizar ejercicios con música, anima a los alumnos y hace divertidas las sesiones.

Intentálo, verás los resultados positivos.

MAS INFORMACIÓN EN:

http://www.deporte.org.mx/culturafisica/pnaf/index.html

Justo Sierra y la obra educativa

Justo Sierra y la obra educativa del porfiriato, 1910-1911


Por: Janeth Gabriela Jiménez Aquino



El capítulo de Benito Juárez en la historia de México representa apenas la elección del terreno sobre los cuales el nuevo estado mexicano obtendría sus frutos. Con la ley Juarez, la constitución de 1857 y la expedición de las leyes de reforma se marca definitivamente la ruptura entre iglesia y estado, además con la aceptación de la libertad de creencias se rompe el compromiso de los ciudadanos con la única creencia religiosa aceptada hasta ese entonces.

Lo anterior, es un símbolo que posteriormente acuñaría dentro del país una nueva corriente ideología que marcaria el rumbo de la nación. Su principal representante Augusto Comte apostaba hacia la experimentación y comprobación como único origen del verdadero conocimiento. El positivismo instalado durante los años posteriores al 1900 repercutió fuertemente en la educación desarrollada en el porfiriato. Así, al acceder Justino Fernández a la Secretaria de Justicia e Instrucción Pública, Justo Sierra queda encargado como subsecretario.

Entre las características de la época positivista de la educación mexicana se encuentran:

Se creó el Consejo Superior de Educación Pública, integrada por directores generales de instrucción primaria y de enseñanza normal, directores de escuelas profesionales y especiales. Los trabajos realizados por este consejo son: planes de estudio, programas de enseñanza, métodos pedagógicos, libros de texto y otros materiales de trabajo. La misión primordial era unificar la educación pública en escala nacional.

Otra figura que destaca es Rebsamen quien fungió como Director General de Enseñanza Normal, paralelo a esto, Miguel F. Martínez se convierte en director general de instrucción primaria. Posteriormente, en enero de 1904 se establecen dos jardines de niños en la Ciudad de México: Federico Fröebel dirigido por Estefania Castañeda y Enrique pestalozzi a cargo de Rosaura Zapata.

A la muerte de Rebsamen en ese año, se contaba ya con personal docente preparado en las escuelas normales y en todo el territorio nacional se habían establecido escuelas preparatorias, profesionales o especiales. Dirigidos todos los esfuerzos hacia la excelencia pedagógica, se buscaba en lo didáctico el uso del método experimental en la enseñanza de las ciencias naturales y del método objetivo en otras disciplinas. Todo inspirado en los escritos de Comte, Litre, Mill y Spencer, en cuanto a la ideología política el liberalismo clásico era interpretado y puesto en marcha por los hombres de reforma.

La función social se observa en el plan de educación al servicio del pueblo, así encontramos hospicios o asilos destinados a niños huérfanos y un apoyo que marca precedentes es la instalación de las casas amigas de la obrera y en el caso de la inclusión están las escuelas para ciegos o para sordomudos. Además la presencia de las escuelas laborales femeniles, como la corregidora y la Lerdo, fungieron como piedras angulares en el tema de inclusión de las mujeres, pues como lo predicó Justo Sierra “La inferioridad de las mujer es una leyenda que ha concluido hace mucho tiempo”.

En 1908 se presenta un debate sobre la dualidad educación e instrucción ya que se debía reconocer uno de los dos conceptos para poderlo plasmar en una ley que regularizara el servicio prestado en las escuelas, Justo Sierra entonces, opta por adoptar la palabra educación, definida por el articulo 1° como “Las escuelas primarias oficiales serán esencialmente educativas, la instrucción en ellas se considerara solo como un medio de educación”.

A partir de tal pronunciamiento se refuerzan la gestión educativa, promoviéndose la educación integral y con carácter nacional, en donde se pretendía forjar el carácter del ciudadano mexicano que extendiera su identificación nacional hacia un movimiento de patriotismo que será elemento importante para la lucha emprendida en los años próximos. De esta forma, se impartía introducción de la historia patria, geografía elemental de México, civismo constitucional mexicano, lengua nacional entendida ya como el estudio del español hablado en México.

Así la filosofía educativa estaba destinada al culto del amor a la patria mexicana, la fidelidad a sus instituciones y la consagración entusiasta a la empresa del progreso de la nación y el perfeccionamiento de sus habitantes.

Por otro lado, siguiendo la línea Juarista pero siendo un poco más accesible, Justo Sierra expresó que el conflicto entre ciencia y religión no existía, de esta manera se establece el laicismo en la educación.

En el sentido filosófico la corriente del liberalismo intentaba impregnarse en la sociedad tradicional y conservadora y es traducido en México como orden social, y así era definido:

“¿Quién era el mandatario del orden social? El estado. ¿Y del estado? El Gobierno. ¿Y del gobierno? El dictador”.

Anunciando el rechazo y aún más el ocaso del porfiriato surge un movimiento filosófico que promueve una dura crítica hacia el positivismo rígido que la dictadura había adoptado en el área educativa, este movimiento fue denominado el Ateneo de la Juventud, integrado por grandes filósofos mexicanos como Antonio Caso, Alfonso Reyes, José Vasconcelos, entre otros. Mismos que promovían una libre cátedra, la libertad de pensamiento, el análisis exhaustivo de la organización de enseñanza, la instauración de nuevos valores y la verdadera preocupación por una identidad mexicana que más tarde Vasconcelos llamaría “Raza cósmica”.

A la par del proceso educativo la situación política, social y económica hacía eco del estallido de una crisis que ya no podía ser sobrellevada por la golpeada sociedad mexicana que estaba principalmente formada por campesinos desterrados de sus propiedades y obreros que veían con impotencia como los grandes burgueses se aprovechaban de la necesidad en la que vivian sumergidos.

Eran muchos los que esperaban un cambio en el gobierno. En vísperas de elecciones Díaz ofrece una entrevista a James Creelman en la que expresa que México está preparado para una transición presidencial, aunque posteriormente, la misma historia desmiente los anhelos del dictador, quien vuelve a reelegirse, sin darse cuenta que la sociedad mexicana necesitaba urgentemente un respiro y Fracisco I. Madero se lo hizo saber con su famosa frase “Sufragio efectivo, no reelección”, remitiendo a Díaz al exilio.

Así pues, el rígido sistema judicial, la absurda inclinación hacia capitales extranjeros, la casi nula esperanza de superación y las constantes persecuciones y ejecuciones de líderes hicieron inevitable el derrocamiento de la dictadura porfirista para terminar con una etapa de la historia mexicana caracterizada sí por el progreso y el avance industrial, pero a un precio muy caro, el bienestar de pocos y el malestar de la mayoria.



BIBLIOGRAFIA:

Solana, Fernando (1982) Historia de la Educación Pública en México, México, F.C.E.

domingo, 31 de enero de 2010

Maestro: Es el que orienta

ENSAYO

MAESTRO: ES EL QUE ORIENTA
El uso de la psicología educativa en el contexto real

POR: Janeth Gabriela Jiménez Aquino

Hablar de cambios es evocar la historia humana en todas las actividades que el hombre realiza, sin posibilidad de excluir alguna ya sea por olvido o eximiendo menosprecio. Así, es importante observar el cambio que el proceso educativo ha vivido a lo largo de su existencia en la escena social. Logrando replantear la actuación de todos los elementos que confluyen para este fin.

Sin embargo, enfocarme a la historia o evolución es adentrarme a una dimensión inmensa. Por lo que, debo partir no haciendo una división por etapas en este proceso histórico, sino más bien aterrizando enunciados de diversas teorías de aprendizaje a la práctica actual. Tomando como referencia que el maestro tiene la responsabilidad de saber comprender a sus alumnos.

De este modo, el profesor quien en anteriores etapas educativas era el personaje central del proceso educativo ha dejado para este periodo su protagonismo y ha trasladado sus aportaciones a la disposición de sus pupilos.

Entonces, la figura del educador ya no se observa como un rector sino más bien como una persona con necesidades, dispuesto a la sinergia contraída no solo con sus alumnos dentro del aula sino también con sus compañeros durante la organización del trabajo magisterial. Esta conciencia sobre los demás permite la disposición a adoptar estrategias que se dirijan al desarrollo integral de los escolares a su cargo.

En el presente ensayo me propongo a explorar la función del docente desde un enfoque humano, observándolo como un ser sensible a las necesidades educativas presentadas durante su labor educativa.

Para tal efecto, el hilo conductor de este relato se sitúa dentro del marco de la psicología educativa haciendo una compilación holística acerca de las innovaciones que se han suscitado a lo largo de los años y que a mi parecer pueden vincularse en determinados casos, considerando que nada puede ser descartado.

Así, pues con la experiencia aunada a la teoría deseo establecer una serie de supuestos en donde el maestro debe recurrir a todas sus armas para amortiguar los caminos por donde conduce su práctica. Los relatos presentados fueron observados en mi labor educativa a lo largo de mi carrera profesional, lo cual me permite demostrar que los fenómenos sociales son diferentes en todos los casos.

Frecuentemente, los maestros nos encontramos con obstáculos grandes que decrecen el rendimiento escolar y nos hacen tropezar en el cumplimiento de los propósitos que queremos lograr al finalizar el curso.

Obstáculos que son diferentes en cada alumno y varían según el contexto donde situemos la práctica docente. Cuantas veces no hemos encontrado a un estudiante rebelde, que va en contra de las reglas impuestas en la institución escolar, o quizás alguna vez hemos localizado a un alumno que va muy desfasado académicamente del resto del grupo; o por el contrario, en ciertas ocasiones lo que desorienta nuestra práctica es un estudiante que para nuestra sorpresa va muy adelantado respecto a los demás integrantes.

Y entonces, en nuestra preocupación por decrecer el inconveniente observado, intentamos dar solución a este. Aunque, para ser francos son pocos aquellos que ante tal reto deciden desempolvar un libro, acudir a una biblioteca o ver algunos videos para resolver nuestras dudas. Y para ello, echan mano tanto de las experiencias profesionales como de las personales para dar solución factible a la realidad que en ese momento aqueja.

Pero si fuera así, ¿Qué caso tendrían las teorías e investigaciones realizada por tantos personajes ilustres? ¿Es posible saber más por experiencia que por teoría?

Desde luego, en la época actual el maestro debe ser un innovador, la docencia más que una profesión es un arte que se debe sobrellevar con dignidad. Cierto es que los libros ilustran pero uno aprende cuando practica y entiende como sobrellevar situaciones reales, que muchas veces los textos no exhiben. Entonces, acertamos en decir que es muy cierto el refrán popular aquel que versa “La práctica hace al maestro”.

Sin embargo, esto no ocurría en épocas pasadas en donde lo que se prefería era calificar comportamientos observables, demeritando de alguna manera la calidad humana tanto del maestro como del alumno.

Hoy las cosas han cambiado, para bien, pero también para mal. En mi experiencia hay situaciones que deben permanecer intactas a favor del respeto hacia los demás.

Por otro lado, los cambios siempre marcan una ruptura, una separación de lo cotidiano y lo obsoleto con lo nuevo e innovador. Así, producto de cambios sociales hemos visto como el hombre ha transformado sus costumbres propiciando un moldeamiento de las estructuras culturales.

Cuántos de nosotros no crecimos con un maestro que nos castigaba físicamente, cuantos más no recordamos a aquel mentor que ponía en evidencia a alguien frente a todo el grupo. Pero, también, somos muchos que recordamos a un profesor paciente que aclaraba todas nuestras dudas, o aquel personaje que nos inspiraba confianza y al cual acudíamos en caso de algún problema que sintiéramos superior.

Recordar es bello dicen los poetas. Pero, volvamos ahora a nuestra realidad. Ahora nosotros no somos un recuerdo, ahora nosotros tenemos una responsabilidad que estriba en dejar en nuestros alumnos una huella que si bien no sea nuestra presencia si recaiga en su aprendizaje y desempeño académico, esto, cuando nos referimos al presente.

Pero, ¿Qué pasa cuando pensamos en el futuro?.¿Cómo imagina usted a sus alumnos dentro de diez años? ¿Qué expectativas tiene de ellos? ¿Se detiene usted en el triunfo académico? ¿O cree que es importante el éxito personal?. La verdad, a veces nos encariñamos tanto con algunos de ellos que elaboramos muchas expectativas respeto a su vida futura. Y entonces, solemos relacionar sus triunfos académicos, con la superación personal.

Aunque es bien sabido que a veces el desempeño académico no es un factor determinante en el triunfo existencial. La felicidad se compone de diversos aspectos. Las investigaciones de Goleman lo delatan, alumnos brillantes comparados con estudiantes con un desempeño académico mediano pocas veces alcanzan éxito en su vida personal, entonces, arriba a nuestra labor la estimulación de la inteligencia emocional que permita al alumno motivarse y actuar de forma prudente en situaciones que pueden ser extremas.

Como lo sugiere Maslow la autorrealización es la cúspide de una serie de necesidades humanas que permitirá al hombre sentir satisfacción por su vida. Dentro de este contexto es importante mencionar que la educación no solo predispone para una vida académica sino que también, debe ser el trampolín para que las personas sean felices en el ámbito personal .

Debido a lo anterior, es notable el cambio de una escuela tradicional en donde las necesidades del académico no importaban, pues, lo primordial era cumplir con las expectativas observables. En la actualidad los paradigmas nuevos buscan una educación integral que reconozca todas esferas del desarrollo humano y haga hincapié en un aprendizaje para la vida.

Las tendencias magisteriales cambian según el carácter del profesor o según el clima en el aula . Pero, también han sido efecto de las diversas corrientes de aprendizaje que se han adoptado en determinadas épocas.

Ahora bien, situándonos nuevamente en nuestro quehacer docente y viendo a la escuela como una institución en donde se sucintan relaciones que podemos interpretar como una maqueta del mundo real. Es inmediato plantearnos la universalidad de problemas a los que nos enfrentamos cuando somos facilitadores de los conocimientos que nuestros alumnos desean obtener.

¿Existe alguna fórmula infalible que nos de resultados factibles en la resolución de problemas en el aula? Debemos partir con el hecho de que cada alumno es un ser individual y por ende, aprende diferente e interpreta la realidad de manera aislada al resto de sus compañeros. Encontraremos semejanzas, pero nunca a dos personas iguales. Enfocándonos al paradigma constructivista psicogenético “el alumno es un constructor activo de su propio conocimiento y el reconstructor de los distintos contenidos escolares a los que se enfrenta” .

Por lo cual, para poder ser apoyo de los pupilos, es necesario tener empatía con su situación. Muchos maestros minimizan los problemas de los niños y jóvenes por creer que son muy pequeños para tomarse la vida demasiado en serio. Cuando la realidad es que ellos viven sus dificultades con mucha intensidad.

A partir de lo anterior, observamos que el maestro no solo forma para la vida escolar, sino que es un sujeto que “Debe encaminar sus esfuerzos (…) a promover el desarrollo psicológico y la autonomía de los educandos” .

Entonces, si nos evocamos al acercamiento con nuestro chico conflictivo, veremos que la causa de su rebeldía pueden ser los pleitos entre sus padres. Si una joven se encuentra con un semblante triste quizás le esté afectando algún altercado en su vida amorosa o un malentendido con sus amistades.

Cada problema es diferente desde su causa y por ende en su solución. Por ello, como maestros debemos estar muy sensibles hacia algún cambio en la actitud o desempeño de nuestros alumnos. Al sentir que son tomados en cuenta, ellos mismos abren sus percepciones a la relación con su maestro y entonces, la tarea escolar puede cumplirse de un modo más factible.

Ahora bien, la otra cara de la moneda resulta cuando los estudiantes se reúsan a compartir con su mentor la responsabilidad áulica. El hecho es evidente. Los chicos rebeldes de una comunidad solo requirieron una llamada de atención y pláticas constantes sobre su comportamiento, mientras que los estudiantes de una escuela urbana parecen hacer caso omiso y a veces se muestran sarcásticos al acercamiento del docente.

Lo anterior, sale a colación porque a veces el mismo problema puede tener las mismas causas pero diferentes soluciones. En ambos casos, el origen del problema es el mismo, la mala relación entre el alumno y sus padres. Aunque los jóvenes de la comunidad entendieron con una plática y los de zona urbana necesitan una figura docente más fuerte y rigorosa.

Desembocamos en el hecho de que aunque nuestros intentos se dirijan a una práctica flexible, muchas veces nuestros alumnos no traen consigo el suficiente “sentimiento de autoeficacia” , no solo para su desarrollo académico, sino para cubrir satisfactoriamente el rubro social y por consecuencia el individual.

Entonces, ante los diversos momentos que se viven en un año lectivo, el docente debe estar preparado para actuar de la manera más eficaz que pueda. La psicología educativa conserva entre sus numerosas investigaciones, un abanico de posibilidades esperando a ser descubiertos por el profesor.

Si bien es cierto que nos encontramos en un momento en donde se predica con el respeto de libertades, también es necesario según el contexto retomar algunas estrategias que la escuela vieja nos heredó.

Seguramente muchos de nosotros nos hemos topado con grupos que se reúsan a seguir reglas y viven contendidos entre sí, intentamos un acercamiento “por las buenas”, pero nada funciona. Entonces, optamos por los castigos que para ser francos a varios nos dan resultados. O bien, existen contenidos en donde el asociasonismo debe retomarse, siempre y cuando exista un intercambio significativo en el estudio de estas con la vida real.

Es evidente que la adopción de alguna teoría o estrategia tenderá a relacionarse directamente con la personalidad del maestro, sin embargo considero latente no limitarse a la aplicación exclusiva y abusar de esta.

Así, pues en la medida que tengamos conciencia sobre el desarrollo emocional, psicológico y biológico de nuestros alumnos tendremos en nuestras manos la fuerza potencial para aumentar o bien superar el logro de las expectativas impuestas hacia nosotros mismos, hacia nuestros alumnos y al desempeño dentro del aula.

La intervención dirigida hacia objetivos claros delata la preocupación que el profesor siente hacia algún inconveniente que perjudique de alguna manera el desarrollo académico dentro del aula.

Es en el contexto real donde confluyen el aspecto empírico con la fundamentación teórica, mención que proyecta a la psicología de la educación como una disciplina que contesta a las respuestas que la experiencia no cubre.

Su aplicación sugiere no solo limitarnos a seguir las nuevas tendencias pedagógicas, sino también, induce al análisis de algunos preceptos que pueden ser útiles según la naturaleza de nuestra problemática.

El maestro contemplado como un ser sensible a las necesidades de sus educandos, encaminado hacia la empatía y posibilitado con conocimientos suficientes para estructurar la iniciativa escolar, se ve obligado a adoptar una conciencia proyectada hacia la orientación de sus alumnos.

Los obstáculos siempre han de existir, sin embargo, para poder encausarlos y superarlos hace falta sentido común vinculado a teorías que compensen gradualmente el proceso educativo.

Entonces, considero que ante el auge de nuevas teorías pedagógicas donde se lleva la bandera de flexibilidad es poco factible dejar atrás aquellas técnicas de condicionamiento en las que se sometía a los alumnos indisciplinados a los castigos, si bien, no estoy de acuerdo en la aplicación de sanciones físicas, considero que de vez en cuando es necesario hacer valer la autoridad, sobre todo cuando los estudiantes llegan a nosotros con actitud retadora.

La libertad es un acto que asume conciencia y en muchas ocasiones los alumnos llegan a nosotros con ausencia de esta, quizás no por culpa de ellos, sino por ser víctimas, como la mayoría de nosotros, de reformas educativas mal planificadas en las que una misma generación puede ser educada con diversos métodos.

NOTAS

Daniel Goleman es autor, psicólogo, periodista científico y consultor gerencial de renombre mundial. Es conocido como el autor del best-seller "Inteligencia Emocional", en el cual argumenta que las competencias humanas como auto-conciencia, auto-disciplina, persistencia y empatía, tienen más consecuencias en la vida de la persona que el coeficiente intelectual.



Goleman, Daniel. (1995) “Cuando lo inteligente es tonto” en La inteligencia Emocional, México, Javier Vergara Editor.


planteó en su libro Motivation and Personality (Motivación y Personalidad) el concepto de la Jerarquía de Necesidades que fundamenta, en mucho, el desarrollo de la escuela humanista en la administración y permite adentrarse en las causas que mueven a las personas a trabajar en una empresa y a aportar parte de su vida a ella.


Woolflok, Anita E. (1990) “La motivación en el salón de clases” en Psicología Educativa, México, Prentice Hall.


Basada en una pedagogía en donde el maestro es el modelo y el guía, al que se debe imitar y obedecer. La disciplina y el castigo se consideran fundamentales, la disciplina y los ejercicios escolares son suficientes para desarrollar las virtudes humanas en los alumnos. El castigo ya sea en forma de reproches o de castigo físico estimula constantemente el progreso del alumno.

El clima social es la estructura relacional configurada por la interacción de todo el conjunto de factores que intervienen en el proceso de aprendizaje. Así, el contexto de la escuela y de la clase, las características físicas y arquitectónicas, los factores organizativos, las características del profesor y las características del estudiante, son según Moos, determinantes del clima de clase. La complejidad del clima social del aula pone de manifiesto la necesidad de elaborar instrumentos que faciliten su mediación.



Hernández, Rojas Gerardo (1998) “Descripción del paradigma psicogenético y sus aplicaciones e implicaciones educativas” en Paradigmas en psicología de la educación, México, Paidos. Pp: 193

Schunk, Dale H (1997) “Autorregulación” en Teorías del Aprendizaje México, Prentice Hall p. 259



Según el diccionario de las ciencias de la educación (2005) Doctrina que tiene como objetivo explicar todo el desarrollo de la vida mental a través e las sensaciones experimentadas por el sujeto y por la producción, en su conciencia, de sensaciones experimentadas.
FUENTES DE CONSULTA

Gadotti, Maocir. (2003) Historia de las Ideas Pedagógicas, España, Editorial siglo XXI

Goleman, Daniel. (1995) La inteligencia Emocional, México, Javier Vergara Editor.

Hernández, Rojas Gerardo (1998) Paradigmas en psicología de la educación, México, Paidos.

López, Carlos. ttp://www.gestiopolis.com/canales/gerencial/articulos/18/jerarquia.htm

Organización cultural de Chiapas (2005) diccionario magisterio de las ciencias de la educación, México

Schunk, Dale H (1997) Teorías del Aprendizaje México, Prentice Hall

Woolflok, Anita E. (1990) Psicología Educativa, México, Prentice Hall.
 
DOCUMENTO ORIGINAL: http://www.slideshare.net/gabrielaquino/ensayo-psicologia-educativa

CARTA DE UN ALUMNO A SU MAESTRO