domingo, 31 de enero de 2010

Maestro: Es el que orienta

ENSAYO

MAESTRO: ES EL QUE ORIENTA
El uso de la psicología educativa en el contexto real

POR: Janeth Gabriela Jiménez Aquino

Hablar de cambios es evocar la historia humana en todas las actividades que el hombre realiza, sin posibilidad de excluir alguna ya sea por olvido o eximiendo menosprecio. Así, es importante observar el cambio que el proceso educativo ha vivido a lo largo de su existencia en la escena social. Logrando replantear la actuación de todos los elementos que confluyen para este fin.

Sin embargo, enfocarme a la historia o evolución es adentrarme a una dimensión inmensa. Por lo que, debo partir no haciendo una división por etapas en este proceso histórico, sino más bien aterrizando enunciados de diversas teorías de aprendizaje a la práctica actual. Tomando como referencia que el maestro tiene la responsabilidad de saber comprender a sus alumnos.

De este modo, el profesor quien en anteriores etapas educativas era el personaje central del proceso educativo ha dejado para este periodo su protagonismo y ha trasladado sus aportaciones a la disposición de sus pupilos.

Entonces, la figura del educador ya no se observa como un rector sino más bien como una persona con necesidades, dispuesto a la sinergia contraída no solo con sus alumnos dentro del aula sino también con sus compañeros durante la organización del trabajo magisterial. Esta conciencia sobre los demás permite la disposición a adoptar estrategias que se dirijan al desarrollo integral de los escolares a su cargo.

En el presente ensayo me propongo a explorar la función del docente desde un enfoque humano, observándolo como un ser sensible a las necesidades educativas presentadas durante su labor educativa.

Para tal efecto, el hilo conductor de este relato se sitúa dentro del marco de la psicología educativa haciendo una compilación holística acerca de las innovaciones que se han suscitado a lo largo de los años y que a mi parecer pueden vincularse en determinados casos, considerando que nada puede ser descartado.

Así, pues con la experiencia aunada a la teoría deseo establecer una serie de supuestos en donde el maestro debe recurrir a todas sus armas para amortiguar los caminos por donde conduce su práctica. Los relatos presentados fueron observados en mi labor educativa a lo largo de mi carrera profesional, lo cual me permite demostrar que los fenómenos sociales son diferentes en todos los casos.

Frecuentemente, los maestros nos encontramos con obstáculos grandes que decrecen el rendimiento escolar y nos hacen tropezar en el cumplimiento de los propósitos que queremos lograr al finalizar el curso.

Obstáculos que son diferentes en cada alumno y varían según el contexto donde situemos la práctica docente. Cuantas veces no hemos encontrado a un estudiante rebelde, que va en contra de las reglas impuestas en la institución escolar, o quizás alguna vez hemos localizado a un alumno que va muy desfasado académicamente del resto del grupo; o por el contrario, en ciertas ocasiones lo que desorienta nuestra práctica es un estudiante que para nuestra sorpresa va muy adelantado respecto a los demás integrantes.

Y entonces, en nuestra preocupación por decrecer el inconveniente observado, intentamos dar solución a este. Aunque, para ser francos son pocos aquellos que ante tal reto deciden desempolvar un libro, acudir a una biblioteca o ver algunos videos para resolver nuestras dudas. Y para ello, echan mano tanto de las experiencias profesionales como de las personales para dar solución factible a la realidad que en ese momento aqueja.

Pero si fuera así, ¿Qué caso tendrían las teorías e investigaciones realizada por tantos personajes ilustres? ¿Es posible saber más por experiencia que por teoría?

Desde luego, en la época actual el maestro debe ser un innovador, la docencia más que una profesión es un arte que se debe sobrellevar con dignidad. Cierto es que los libros ilustran pero uno aprende cuando practica y entiende como sobrellevar situaciones reales, que muchas veces los textos no exhiben. Entonces, acertamos en decir que es muy cierto el refrán popular aquel que versa “La práctica hace al maestro”.

Sin embargo, esto no ocurría en épocas pasadas en donde lo que se prefería era calificar comportamientos observables, demeritando de alguna manera la calidad humana tanto del maestro como del alumno.

Hoy las cosas han cambiado, para bien, pero también para mal. En mi experiencia hay situaciones que deben permanecer intactas a favor del respeto hacia los demás.

Por otro lado, los cambios siempre marcan una ruptura, una separación de lo cotidiano y lo obsoleto con lo nuevo e innovador. Así, producto de cambios sociales hemos visto como el hombre ha transformado sus costumbres propiciando un moldeamiento de las estructuras culturales.

Cuántos de nosotros no crecimos con un maestro que nos castigaba físicamente, cuantos más no recordamos a aquel mentor que ponía en evidencia a alguien frente a todo el grupo. Pero, también, somos muchos que recordamos a un profesor paciente que aclaraba todas nuestras dudas, o aquel personaje que nos inspiraba confianza y al cual acudíamos en caso de algún problema que sintiéramos superior.

Recordar es bello dicen los poetas. Pero, volvamos ahora a nuestra realidad. Ahora nosotros no somos un recuerdo, ahora nosotros tenemos una responsabilidad que estriba en dejar en nuestros alumnos una huella que si bien no sea nuestra presencia si recaiga en su aprendizaje y desempeño académico, esto, cuando nos referimos al presente.

Pero, ¿Qué pasa cuando pensamos en el futuro?.¿Cómo imagina usted a sus alumnos dentro de diez años? ¿Qué expectativas tiene de ellos? ¿Se detiene usted en el triunfo académico? ¿O cree que es importante el éxito personal?. La verdad, a veces nos encariñamos tanto con algunos de ellos que elaboramos muchas expectativas respeto a su vida futura. Y entonces, solemos relacionar sus triunfos académicos, con la superación personal.

Aunque es bien sabido que a veces el desempeño académico no es un factor determinante en el triunfo existencial. La felicidad se compone de diversos aspectos. Las investigaciones de Goleman lo delatan, alumnos brillantes comparados con estudiantes con un desempeño académico mediano pocas veces alcanzan éxito en su vida personal, entonces, arriba a nuestra labor la estimulación de la inteligencia emocional que permita al alumno motivarse y actuar de forma prudente en situaciones que pueden ser extremas.

Como lo sugiere Maslow la autorrealización es la cúspide de una serie de necesidades humanas que permitirá al hombre sentir satisfacción por su vida. Dentro de este contexto es importante mencionar que la educación no solo predispone para una vida académica sino que también, debe ser el trampolín para que las personas sean felices en el ámbito personal .

Debido a lo anterior, es notable el cambio de una escuela tradicional en donde las necesidades del académico no importaban, pues, lo primordial era cumplir con las expectativas observables. En la actualidad los paradigmas nuevos buscan una educación integral que reconozca todas esferas del desarrollo humano y haga hincapié en un aprendizaje para la vida.

Las tendencias magisteriales cambian según el carácter del profesor o según el clima en el aula . Pero, también han sido efecto de las diversas corrientes de aprendizaje que se han adoptado en determinadas épocas.

Ahora bien, situándonos nuevamente en nuestro quehacer docente y viendo a la escuela como una institución en donde se sucintan relaciones que podemos interpretar como una maqueta del mundo real. Es inmediato plantearnos la universalidad de problemas a los que nos enfrentamos cuando somos facilitadores de los conocimientos que nuestros alumnos desean obtener.

¿Existe alguna fórmula infalible que nos de resultados factibles en la resolución de problemas en el aula? Debemos partir con el hecho de que cada alumno es un ser individual y por ende, aprende diferente e interpreta la realidad de manera aislada al resto de sus compañeros. Encontraremos semejanzas, pero nunca a dos personas iguales. Enfocándonos al paradigma constructivista psicogenético “el alumno es un constructor activo de su propio conocimiento y el reconstructor de los distintos contenidos escolares a los que se enfrenta” .

Por lo cual, para poder ser apoyo de los pupilos, es necesario tener empatía con su situación. Muchos maestros minimizan los problemas de los niños y jóvenes por creer que son muy pequeños para tomarse la vida demasiado en serio. Cuando la realidad es que ellos viven sus dificultades con mucha intensidad.

A partir de lo anterior, observamos que el maestro no solo forma para la vida escolar, sino que es un sujeto que “Debe encaminar sus esfuerzos (…) a promover el desarrollo psicológico y la autonomía de los educandos” .

Entonces, si nos evocamos al acercamiento con nuestro chico conflictivo, veremos que la causa de su rebeldía pueden ser los pleitos entre sus padres. Si una joven se encuentra con un semblante triste quizás le esté afectando algún altercado en su vida amorosa o un malentendido con sus amistades.

Cada problema es diferente desde su causa y por ende en su solución. Por ello, como maestros debemos estar muy sensibles hacia algún cambio en la actitud o desempeño de nuestros alumnos. Al sentir que son tomados en cuenta, ellos mismos abren sus percepciones a la relación con su maestro y entonces, la tarea escolar puede cumplirse de un modo más factible.

Ahora bien, la otra cara de la moneda resulta cuando los estudiantes se reúsan a compartir con su mentor la responsabilidad áulica. El hecho es evidente. Los chicos rebeldes de una comunidad solo requirieron una llamada de atención y pláticas constantes sobre su comportamiento, mientras que los estudiantes de una escuela urbana parecen hacer caso omiso y a veces se muestran sarcásticos al acercamiento del docente.

Lo anterior, sale a colación porque a veces el mismo problema puede tener las mismas causas pero diferentes soluciones. En ambos casos, el origen del problema es el mismo, la mala relación entre el alumno y sus padres. Aunque los jóvenes de la comunidad entendieron con una plática y los de zona urbana necesitan una figura docente más fuerte y rigorosa.

Desembocamos en el hecho de que aunque nuestros intentos se dirijan a una práctica flexible, muchas veces nuestros alumnos no traen consigo el suficiente “sentimiento de autoeficacia” , no solo para su desarrollo académico, sino para cubrir satisfactoriamente el rubro social y por consecuencia el individual.

Entonces, ante los diversos momentos que se viven en un año lectivo, el docente debe estar preparado para actuar de la manera más eficaz que pueda. La psicología educativa conserva entre sus numerosas investigaciones, un abanico de posibilidades esperando a ser descubiertos por el profesor.

Si bien es cierto que nos encontramos en un momento en donde se predica con el respeto de libertades, también es necesario según el contexto retomar algunas estrategias que la escuela vieja nos heredó.

Seguramente muchos de nosotros nos hemos topado con grupos que se reúsan a seguir reglas y viven contendidos entre sí, intentamos un acercamiento “por las buenas”, pero nada funciona. Entonces, optamos por los castigos que para ser francos a varios nos dan resultados. O bien, existen contenidos en donde el asociasonismo debe retomarse, siempre y cuando exista un intercambio significativo en el estudio de estas con la vida real.

Es evidente que la adopción de alguna teoría o estrategia tenderá a relacionarse directamente con la personalidad del maestro, sin embargo considero latente no limitarse a la aplicación exclusiva y abusar de esta.

Así, pues en la medida que tengamos conciencia sobre el desarrollo emocional, psicológico y biológico de nuestros alumnos tendremos en nuestras manos la fuerza potencial para aumentar o bien superar el logro de las expectativas impuestas hacia nosotros mismos, hacia nuestros alumnos y al desempeño dentro del aula.

La intervención dirigida hacia objetivos claros delata la preocupación que el profesor siente hacia algún inconveniente que perjudique de alguna manera el desarrollo académico dentro del aula.

Es en el contexto real donde confluyen el aspecto empírico con la fundamentación teórica, mención que proyecta a la psicología de la educación como una disciplina que contesta a las respuestas que la experiencia no cubre.

Su aplicación sugiere no solo limitarnos a seguir las nuevas tendencias pedagógicas, sino también, induce al análisis de algunos preceptos que pueden ser útiles según la naturaleza de nuestra problemática.

El maestro contemplado como un ser sensible a las necesidades de sus educandos, encaminado hacia la empatía y posibilitado con conocimientos suficientes para estructurar la iniciativa escolar, se ve obligado a adoptar una conciencia proyectada hacia la orientación de sus alumnos.

Los obstáculos siempre han de existir, sin embargo, para poder encausarlos y superarlos hace falta sentido común vinculado a teorías que compensen gradualmente el proceso educativo.

Entonces, considero que ante el auge de nuevas teorías pedagógicas donde se lleva la bandera de flexibilidad es poco factible dejar atrás aquellas técnicas de condicionamiento en las que se sometía a los alumnos indisciplinados a los castigos, si bien, no estoy de acuerdo en la aplicación de sanciones físicas, considero que de vez en cuando es necesario hacer valer la autoridad, sobre todo cuando los estudiantes llegan a nosotros con actitud retadora.

La libertad es un acto que asume conciencia y en muchas ocasiones los alumnos llegan a nosotros con ausencia de esta, quizás no por culpa de ellos, sino por ser víctimas, como la mayoría de nosotros, de reformas educativas mal planificadas en las que una misma generación puede ser educada con diversos métodos.

NOTAS

Daniel Goleman es autor, psicólogo, periodista científico y consultor gerencial de renombre mundial. Es conocido como el autor del best-seller "Inteligencia Emocional", en el cual argumenta que las competencias humanas como auto-conciencia, auto-disciplina, persistencia y empatía, tienen más consecuencias en la vida de la persona que el coeficiente intelectual.



Goleman, Daniel. (1995) “Cuando lo inteligente es tonto” en La inteligencia Emocional, México, Javier Vergara Editor.


planteó en su libro Motivation and Personality (Motivación y Personalidad) el concepto de la Jerarquía de Necesidades que fundamenta, en mucho, el desarrollo de la escuela humanista en la administración y permite adentrarse en las causas que mueven a las personas a trabajar en una empresa y a aportar parte de su vida a ella.


Woolflok, Anita E. (1990) “La motivación en el salón de clases” en Psicología Educativa, México, Prentice Hall.


Basada en una pedagogía en donde el maestro es el modelo y el guía, al que se debe imitar y obedecer. La disciplina y el castigo se consideran fundamentales, la disciplina y los ejercicios escolares son suficientes para desarrollar las virtudes humanas en los alumnos. El castigo ya sea en forma de reproches o de castigo físico estimula constantemente el progreso del alumno.

El clima social es la estructura relacional configurada por la interacción de todo el conjunto de factores que intervienen en el proceso de aprendizaje. Así, el contexto de la escuela y de la clase, las características físicas y arquitectónicas, los factores organizativos, las características del profesor y las características del estudiante, son según Moos, determinantes del clima de clase. La complejidad del clima social del aula pone de manifiesto la necesidad de elaborar instrumentos que faciliten su mediación.



Hernández, Rojas Gerardo (1998) “Descripción del paradigma psicogenético y sus aplicaciones e implicaciones educativas” en Paradigmas en psicología de la educación, México, Paidos. Pp: 193

Schunk, Dale H (1997) “Autorregulación” en Teorías del Aprendizaje México, Prentice Hall p. 259



Según el diccionario de las ciencias de la educación (2005) Doctrina que tiene como objetivo explicar todo el desarrollo de la vida mental a través e las sensaciones experimentadas por el sujeto y por la producción, en su conciencia, de sensaciones experimentadas.
FUENTES DE CONSULTA

Gadotti, Maocir. (2003) Historia de las Ideas Pedagógicas, España, Editorial siglo XXI

Goleman, Daniel. (1995) La inteligencia Emocional, México, Javier Vergara Editor.

Hernández, Rojas Gerardo (1998) Paradigmas en psicología de la educación, México, Paidos.

López, Carlos. ttp://www.gestiopolis.com/canales/gerencial/articulos/18/jerarquia.htm

Organización cultural de Chiapas (2005) diccionario magisterio de las ciencias de la educación, México

Schunk, Dale H (1997) Teorías del Aprendizaje México, Prentice Hall

Woolflok, Anita E. (1990) Psicología Educativa, México, Prentice Hall.
 
DOCUMENTO ORIGINAL: http://www.slideshare.net/gabrielaquino/ensayo-psicologia-educativa

CARTA DE UN ALUMNO A SU MAESTRO